“Todo lo que nos queda de este mundo es como seremos recordados, y necesito que esa memoria sea fuerte y hermosa. El saber que así me recordaras, me hace capaz de enfrentar cualquier cosa. ¿No lo ves? Tú serás mi inmortalidad.”
Anthony Newley – Sweet November
Eres hoy, quien eres ahora, dicen; es el tiempo presente quien vuelve reales mis pasos, es el día que tengo frente a mí quien me define como “algo existente”, como un hecho; que me vuelve real. Son los sentidos quienes me advierten que estoy vivo, que siento y que soy; es la brisa de la mañana, el olor a tierra mojada durante un día lluvioso, el ardor del sol por la tarde de verano, la claridad del de mar. Hoy soy lo que hago, soy con quien me encuentro, a quienes quiero y odio, soy lo que creo y pienso; este día no soy más de lo que deseo ser. ¿Y después?, después ¿Quién soy?, cuando ya no soy, cuando mis pasos ya no suenan, cuando mis sentidos se vuelven inhábiles, ¿Quién soy? al convertirme en pasado, cuando un ocaso no tiene efecto sobre mí, que el canto de las aves por las mañanas no me despiertan ¿Dónde queda mi esencia? Esa esencia que pensé perduraría por siempre; aquella que hoy forma parte de mi misma existencia, la que me acompaña, la que me define. ¿A dónde van mis pasos? ¿Qué queda de mí? Hoy existo, mañana ¿Quién soy?
En alguna película de amor, escuche una frase, la de una mujer moribunda pidiendo ser recordada de la manera perfecta que hasta hoy había representado, que así, su recuerdo sería tan fuerte, tanto que alcanzaría la inmortalidad a través de los pensamientos de su amante. Sus palabras, que si bien no son realmente las de una mujer moribunda, ni enamorada de la persona quien dice fervientemente estarlo y que tampoco significan, literalmente, un hecho real; esas palabras llenas de falsedad me dieron respuesta a tantas preguntas acerca de mi esencia, la que, hasta antes de escucharla a través de un monitor, se perdería con mi existencia. Si su suplica fuera real, si estuviera en lo correcto, si tan solo aquella escena, en un puente de San Francisco, realmente hubiese sucedido y ella tuviera la razón, significaría que tras perderme físicamente en el presente, el recuerdo de mi pasado quedaría impregnado en las memorias de alguien, y quizá afectaría su vida para bien o para mal, este hecho comprobaría que mi presencia no estaría perdida, que aun tendría efecto real, sobre personas vivas, aunque yo, quizá, no exista ya; o tal vez sí.
R e c u e r d o s
Hoy cuestiono al sentimiento con el que mantengo esencias, con el que conservo palabras; ese que se queda tras haber perdido a alguien, ese sentimiento que produce el desamor y lastima mis pensamientos, aquel que, tras la partida de alguien, vacía mi estomago y anúdese mi garganta, arma de la nostalgia y del añoro, sonrisa de la alegría al pensar en ese “capaz de hacerte reír”, el latido constante del amor, a ese que llamo durante una noche de insomnio, el que me ayuda a levantarme, el que me mantiene de pie; hoy le pregunto al “recuerdo” acerca de mi, acerca de quién seré cuando no este, y más aun, ¿Existiré?
Hoy cuestiono al recuerdo, no porque no signifique que sea el que me mantiene vivo, el que me permite existir, que me permite amar, reír, llorar, es decir, que enciende mi esencia dejándola ser percibida y recordada por el mundo. Yo creo en el recuerdo, creo en su poder, en la capacidad del ser humano para amar a través de él, de perdonar, de retomar, reflexionar y cambiar. No lo reto a desaparecer. Solo me pregunto, si es que hoy soy por el recuerdo mismo y mañana, quizá, también, ¿Existiré a través del recuerdo? ¿Perdurare a través de su omnipresencia? Y si así ha de serl o, ¿Influiré en la vida de alguien, en sus decisiones, en su existencia misma? Lo más importante, ¿Quién seré después del recuerdo?
Me dicen que el amor rompe barreras, que es capaz de atravesar el tiempo y espacio, llegar a lugares donde jamás imaginarias haber estado. Sé que, que este sentimiento no es el motor del recuerdo, pero es el motor de la esencia misma, la cual nos mantiene vivos y existentes, por lo cual, indirectamente, si lo es. ¿Es acaso el amor la respuesta? ¿Sería capaz de perdurar a través de la persona que amo o me ama? Aunque es difícil saberlo, se algo, así como los ojos son la ventana al mundo, los recuerdos son el horizonte del amor; no es que sepa de amor, es que he estado enamorado y recuerdo; recuerdo que era este mismo quien generaba en mi mente imágenes tan claras que podía verlas, donde se dibujaban vidas enteras, sentimientos nuevos y realidades alternas, utópicas sí, pero reales ante mis ojos. No fue muy prolongado siendo así, y a pesar de haber provocado grandes cambios en mí, no puedo decir que este recuerdo forma parte de mis decisiones o mi rumbo, y francamente no considero ser parte de los suyos. Pudo no haber sido amor verdadero, pero ¿Acaso no todo parece amor verdadero mientras dura? Si no es el amor, el sentimiento más poderoso dice, ese que permita la inmortalidad. ¿Qué es?
necesidad de ser R e c o r d ado
Yo cuestiono al recuerdo a pesar de ser una necesidad intuitiva, de ser parte de la esencia, y me pregunto ¿Por qué es que luchamos por ser recordados? Se algo, la necesidad personal es variada y extraña, inexplicable en ocasiones y cuestionada en otras. Son dos factores dudosos unidos en un mismo concepto; pero al pensar en la frase “La necesidad de ser recordados” infiero que es una reacción natural humana, nadie quiere ser olvidado, nadie quiere voltear y no ver los rastros de sus pasos. Retomando la frase de la que hablaba al principio sobre esta mujer moribunda implorando ser recordada de una manera perfecta; ¿Acaso no todos buscamos ser recordados así? Si no ¿Cuál sería el objetivo de la redención?
Es bizarro pensar en el hecho que planteaba hace un momento, sin embargo, es real. Nuestra esencia humana nos pide formar parte de los pensamientos y perdurar, como inmortal y que mejor que de manera intacta, El recuerdo, tan cuestionable ¿Cuándo es que se volvió parte de la naturaleza humana? Recuerdo a mucha gente, nadie que pueda llamar perfecta. Por supuesto que tampoco considero que alguien tiene esa definición mía. ¿Dónde está el punto de partida hacia mis cuestionamientos?
DONDE QUEDAN LOS PASOS
Quiero ser obvio, no creo que el recuerdo sea la respuesta a mis preguntas. Quizá mis pasos sean seguidos, sean recordados; por amor, por deseo, creencia o intuición; pero no es mi esencia la que camina entre ellos, son mis acciones las que deja su rastro, ¿Influyen en sus decisiones? Sí, pero no de la manera profunda y significativa, de la manera hermosa y fuerte tal y como esa mujer quería ser recordada. ¿Cuál es el concepto para el sentimiento donde los pasos no son seguidos por la personas, sino que son marcados en su alma, en su esencia, en nuestra existencia?
Ay personas que están tan dentro de mí, que no sería suficiente afirmar que los recuerdo, sería necesario decir que los necesito, la necesidad de ser recordados, suena tan redundante; ¿Es acaso que no ay definición para tan elemental emoción?
Yo soy quien deseo ser, y me manifiesto a través de mis acciones, con el objetivo de no solo ser recordado, sino ser valorado, respetado y amado. No busco perdurar como un ser oscuro o malicioso, busco influir en su pensar, busco ser internamente por un instante, perpetuo por un segundo, busco ser la respuesta a sus preguntas, las dudas a sus respuestas. Quiero que mis pasos sean no solo los seguidos, pero los que dejen rastro en los corazones, y no en todos, pero en los de esa persona, la que me quiere, la que aunque no esté me piense, la que ame mi esencia a pesar de mi ausencia, busco que ser extrañado.
Extrañado por no necesidad sino por deseo, busco seguir ofreciendo algo nuevo a través de mi esencia. Incluso sin existir. Añorar, significa dejar de existir y seguir siendo la respuesta buscada para ese alguien. Es ser la persona que eres y perdurar en sus pensamientos; formar parte de sus decisiones, porque eres parte de su esencia. Extrañar es escuchar el susurro más leve a través del recuerdo, el cual penetra hasta el último latido de tu corazón. Luchamos por ser recordados de una manera perfecta e integra, porque queremos ser echados de menos; representar ese algo que siempre deseaste ser para ellos, y serlo a cada momento, tanto es así que somos capaces de redimir nuestras acciones pasadas. El amor, entonces, no solo es recordar a la persona amada, sino extrañarle a cada instante, es tenerla junto a ti, aun en los momentos de ausencia. No dejarla desaparecer en pensamiento. Amor verdadero es necesitar tenerlo, evocarlo a cada segundo, a cada instante.
Retomando a la mujer moribunda, quien buscaba ser, no solo recordada pero, extrañada a través de su amor y perdurar en las memorias de su amado; ella, así como yo y como todos, necesitamos serlo, ser añorados por alguien, ser amados de verdad. Algunos buscan hacerlo a través del amor, otros con redención; la importancia de serlo, es permanecer existentes, mantener nuestra esencia intacta en los corazones y mentes de esos “alguien”, ser inmortales como Sarah en los pasos de Nelson, permanecer fuertes y hermosos.
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