Resumen
Esa niña no me gusta, replicaba con convencimiento, mientras su madre le reclamaba no ser de su clase social, como diciendo lo contrario, decía que no le convenía. El no aguantaba sus reclamos y replicaba con fervor, mientras ella lo condenaba a causar su muerte. Así pues, Juan calló y se quedo ahí, postrado en la oscuridad. Estaba preocupado porque, a pesar de estar a punto de terminar sus estudios, esta riña con su madre lo acabaría alejando de ella para siempre. Sin dejarse llevar por las ideas machistas de sus hermanos, Juan escribía cartas de amor, sentimiento tan desesperado como el repudio de la madre hacia su amada; eran como un escape, una puerta hacia sus anhelos y deseos.
Era la sala de la escuela el escenario de su pasión, recordaba cada detalle del lugar. Su encuentro después de clases era añorado por los dos jóvenes, esperaban el momento para verse, saciando su necesidad. Juan corría como loco para encontrarse con una joven hermosa de mejillas rojizas y nariz pequeña. El tenerla, abrazarla y besarla era su mayor deseo, quería que el tiempo se detuviera.
Juan le declaraba su amor, mientras ella respondía a sus sentimientos con una intensa pasión y deseo. Fue en esta sala escolar, donde alguna vez, Juan, abría de proponerle fugarse con él; ahora el esperaba su respuesta. Propuso el sur, a lo cual ella replico que no importara el destino, la hecho de estar juntos valía el mundo entero. Y fue aquí, en contra de su madre, donde acordaron verse en la estación para huir, escapar, donde su amor seria el vehículo de su felicidad. Gabriela espero ansiosa en la estación, esperando conocer Coihaique.
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